miércoles, 28 de septiembre de 2011

London


Ya puedo decir que estuve en Londres!! Aún tengo que volver porque no pude ver todo todo, y además Raquel tiene una guía alternativa con cosas poco conocidas pero igual de interesantes que puede estar bien seguir en algún momento, pero por lo menos ya vi lo más mítico. Empiezo cronológicamente a relatar:

Domingo 25 de septiembre

Me levanté pronto para ir a coger el tren de las 10 de la mañana y tener aún un poco de tiempo para ver cosas ese día. Normalmente el trayecto Sheffield-Londres se hace en 2 horas y 7 minutos, pero los domingos hay menos volumen de viajeros, así que el tren hace paradas en pueblos perdidos y el viaje dura tres horas. Como me llevé el ordenador para poder trabajar lunes y martes por la mañana, fui viendo una peli y al final se me pasó todo bastante rápido. Del viaje he de destacar que en East Midlands hay una central nuclear/térmica/lo que sea y que con el tren pasas al ladito de las chimeneas (unas 6 o 7) que son enormes enormes. 

Al llegar a Londres, me fui a coger el metro para llegar a Hammersmith y de allí el autobús. Solo me perdí al llegar al campus (porque lo del transporte de Londres ya lo tengo yo más que dominado) y acabé en una calle con un montón de tiendas de comida internacional y un hospicio de monjas desde el que me saludó una señora por la ventana que tenía cara de estar loca (y no lo digo en plan malo, es que realmente parecía que miraba a ningún sitio). Después de comer, allá nos fuimos, a invadir el centro de la ciudad y a convertirnos en otras dos de los millones de personas que pasean por allí los domingos por la tarde. De verdad que yo creo que esa ciudad está masificada, que no caben tanta gente en esas calles! Nuestro recorrido: Picadilly Circus, M&Ms World, Covent Garden (donde vimos el espectáculo de un hombre que imitaba a Michael Jackson), paseo por la orilla del Támesis hasta el Parlamento, Trafalgar Square y otra vez Picadilly, donde habíamos quedado con una amiga italiana de Raquel para ir a darnos una vuelta por el Soho. Allí estuvimos en un pub y por el camino, ellas se compraron un té helado que te hacían de colorines, en probetas, como si fuese un experimento químico aquello. 

Lunes 26 de septiembre:


Mientras trabajaba y desayunábamos, por la mañana, empezó a sonar la alarma de la residencia, y tuvimos que bajar todos al patio. Algunos, pobres, aún estaban durmiendo. Volver a subir otra vez por las escaleras era muy divertido, todos en fila india quejándose por haber tenido que bajar tan pronto por la mañana. Unos diez minutos después, volvió a tocar, pero la segunda vez ya algunos se lo tomaron a broma y decicieron no bajar.

En cuanto acabé, me marché con mi mapa del metro y las indicaciones de Raquel anotadas en mi Moleskine, en busca de la National Portrait Society para ver una exposición de fotos de estrellas de la época dorada de Hollywood. La había visto anunciada y recomendada en dos revistas diferentes, pero en ninguna de ellas decía que la entrada eran 6 pounds, así que me decanté por ir a la National Gallery. Allí, sin mapa ni nada, me dediqué a recorrer todas sus salas. Al principio, me paraba muchísimo con cada cuadro, analizando cada detalle y demás, después de la tercera hora, la vista ya era borrosa, las fuerzas empezaban a flaquear y me dediqué a buscar solo las obras más destacadas (sala impresionismo, el Matrimonio Arnolfini, Los Girasoles de Van Gogh...) Me faltó encontrar la Venus del espejo de Velázquez, pero creo que del resto las vi todas. Para destacar aquí, los cuadros de Canaletto, que verlos en directo es todo un espectáculo, tan realistas y con tantísimo detalle...



Al salir de allí, me fui a comer a un McDonald's en el que tanto te ponían a Jennifer López como a The Wombats y después acabé por repetir el mismo paseo que el día anterior: Picadilly, Covent Garden y Paseo por el Támesis hasta el Parlamento. A esto, añadí: Catedral de Westminster, Buckingham Palace, Oxford Circus y toda esa zona de ricos por ahí: Oxford y Regent Street, Old y New Bond Street, etcétera etcétera. Pasé por todas las tiendas de ricos habidas en este mundo y me llamó mucho la atención ver en una de ellas a una señora árabe de las que llevan el velo saudí negro, este con el que solo se le ven los ojos, comprando. Por cierto que si anduve por esta zona fue porque buscaba Vigo Street, pero nada, no la encontré. Además después empezó una tormenta con una lluvia fuertísima y me fui a coger el metro para esperar al autobús en Hammersmith. 



Martes 27 de septiembre:

La pobre Raquel me había diseñado una ruta para esa mañana, para que viera Harrods, La Torre y el Puente Londres y caminase por el Puente del Milenio para comprobar que no se caía, pero salí del metro por el lado contario y fui improvisando sobre la marcha. Me volví a perder otra vez en zona de ricos y cuando me di cuenta, estaba a las puertas de Hyde Park, y pensé "Qué pena estar aquí al lado y no verlo, ¿no?" Así que empecé a caminar por allí, y me encontré con un montón de hombres a caballo vestidos con el traje de guardia real, haciendo un espectáculo al estilo Destino de Caballero, con el Carmina Burana sonando por detrás. 


Seguí recorriendo el parque, vi la fuente homenaje a Diana de Gales y después continué con los Kensington Gardens, en donde están el Albert Memorial, justo en frente del Albert Hall. Me pasé una eternidad buscando la estatua de Peter Pan, que está super escondida, pero no me quería ir sin haberla visto. Y la encontré :) 



Ya feliz por haberla visto, me fui a coger el metro para dirigirme al London Bridge, que crucé de lado a lado. De camino a él vi el Monument y después, marché dirección a la Torre por la beiriña mesma del Támesis, por un paseo de madera que tienen por allí. En la Torre había muchísimos muchísimos turistas. Allí fue donde comí, tras lo que marché corriendo al Puente del Milenio, que no me dio tiempo de atravesar, solo de ver, y de ahí al metro, para encontrarme con Raquel y Federica en Camdem. Flipante, aquel sitio. Masificado también, pero mola. No me lo esperaba así. Un paseo y un té después, volví al metro para encontrarme con los padres de Sabela en la puerta de su hotel, que me habían traído algunas cosas que no me habían cabido en la maleta. Por último, estación de St. Pancrass para coger el tren de vuelta. Como llegué con tiempo, quise ir a King's Cross a buscar el andén de Harry Potter, pero ni sabía exactamente qué número era (disculpad mi ignorancia) ni tenía ganas de andar con la maleta cargada de un lado para otro. Así que me conformé con ir al Marks&Spencer a comprar víveres para el viaje y esperar sentada a poder entrar al tren. 

Durante las dos horas de viaje siguientes, tuve al lado a un cuarentón alcohólico que, según entendí cuando hablaba por teléfono, ya llevaba unas copas encima, lo que no le impidió comprarse un cerveza tamaño grande al arrancar e ir rellenando el vaso con chupitos del Whisky que llevaba en la bolsa. Unos seis, conté yo. Así que poco antes de llegar a Sheffield empezó a dormir profundamente, y con la moña que llevaba encima,  cuando el tren paró, tuve que esperar calmamente a que el hombre reaccionara y decidiera bajarse, para poder salir yo detrás. 

Antes de acabar y ahora que me acuerdo, el domingo en Londres asistimos a una persecución de la poli. No sabemos qué pasó, pero había dos helicópteros iluminando el Támesis con sus focos, los coches pasaban con las alarmas a todo trapo y los de a pie preguntaban cosas a los dueños de los comercios de la zona. 

domingo, 25 de septiembre de 2011

Un país de gente valiente

 
Sigo con mis andanzas y primeras impresiones de la vida en el Reino Unido y hoy tengo que rendir un sincero homenaje a todos aquellos que viven en este país y consiguen mantener un tipo fino.

No voy a hacer comentarios sobre qué tal estoy comiendo hasta ahora, para no preocupar a mis progenitores, tan sólo voy a decir que aún no estoy totalmente establecida, pero que intento hacer lo más que puedo.

El caso es, que es muy difícil resistir la tentación de probar todos los tipos de galletas, bizcochos, muffins, chocolates, patatillas... porque su precio es infinitamente inferior al de la comida sana. Y por si fuera poco, podrás tardar en encontrar el pasillo de la fruta en el Sainsbury, pero te aseguro que el chocolate y la guarrería toda la encuentras sin haberla buscado, sobre todo porque la mayor parte de las veces el espacio dedicado a ellas es enorme.

Entonces... ¿cómo te vas a poder resistir a comprar un Twix por 36 peniques, o un Kinder Bueno por 55, si solo una botella de agua te cuesta 59 o un kilo de peras 2 libras y media? Es muy difícil. Tienes que tener una fuerza de voluntad supina para poder enfrentarte a este tipo de retos cada día, especialmente si eres una persona a la que le pierde el dulce (véase mi caso).

Bueno, esto es todo por hoy, mañana me voy a Londres, así que aún tardaré en renovar unos días.

En mi ausencia, dejo la recomendación musical de la semana, tal y como le había prometido a mi hermana. Una canción que estoy escuchando mucho estos días, de un grupo que espero poder ver en directo en breves.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Chocolate chunk

Era obvio que tenía que pasar. Cuando llevas toda tu vida pronunciando a la moda de Londres y de repente te vienes al corazón del Norte, tienen que surgir los problemas, y el mío ocurrió hoy.

Resulta que a lo que yo toda la vida llamé cookie, en el Starbucks de aquí lo llaman "chocolate chunk". Hoy me paré allí a merendar y tuve la gran suerte de que la chica que estaba en la cola antes que yo, también pidió una. Cuando se la escuché pedir me dije: "Iria, pronúncialo tal y como acabas de escuchar". Pero no me salió, y pedí una "chocolate ch^nk" en vez de una "chocolate chUnk". Y además tuve la gran ocurrencia de pronunciarlo con un tono que clarísimamente denotaba mi inseguridad, por lo que la señora que amablemente me atendía decidió ayudarme y me dijo "cookie", y yo "yes, yes". Mientras ella me la cogía, le dijo a su compañero que me cobrase una "cookie" y a este le debió de parecer tan cursi y divertido que se echó a reír en mi propia cara.

Vendrán muchas más como estas, pero tendré que habituarme.
Saludos Sheffieldianos

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Día 1


Bueno, pues aquí estoy. Acabo de instalarme en mi nueva ciudad (previo paso por Londres) y en mi nuevo piso. Todo, absolutamente, es nuevo: no conozco a mis compañeras, no sé cómo hacen las cosas entre ellas, no sé dónde está nada en Sheffield... Por eso hoy es el día 1; el día 1 de una nueva aventura que implicará una gran exploración, de la ciudad, del piso, del trabajo de profesor, de la vida en Inglaterra... Y para que nadie pierda detalle de mis andanzas, impresiones y anécdotas, iré plasmándolas aquí poco a poco. Así, también cuando lea todo esto dentro de un tiempo podré darme cuenta de las cosas que realmente me llamaron la atención una vez trasladada aquí. 

De momento, no llevo ni 48 horas fuera de Vigo, pero ya tengo un largo viaje que contar. Como a estas alturas ya doy por controladas mis lágrimas (sip, las hubo, especialmente en el aeropuerto, en la primera hora de vuelo y nada más ver Londres desde el aire, no sé por qué; en el metro las contuve bastante y en casa de Raquel, conseguí tragármelas cuando sentí que estaban a punto de volver). Ahora ya no hay más, ahora tocan los nervios de los primeros días, de la novedad, el miedo por lo que me espera y porque mis expectativas no lleguen a cumplirse. 


Bien, pues eso, que el viaje fue normal, con mucho sol cuando aún andábamos por encima de Galicia, que por cierto, vi toda la línea de costa y era genial: podía repasar todas las rías que en su momento me tocó estudiar, ver el verde, las montañas desgastadas y empezar a sentir la morriña de la que tanto hablaba Rosalía. Creo que hasta es posible que en algún momento llegase a recordar el "Adiós ríos, adiós fontes, adiós regatos pequenos..." Bueno, a lo que iba, que me está empezando a oler a cursilería en alto grado... La vista desde el avión guaym después ya dejó de ser interesante, y para cuando empezó a verse Londres, el cielo estaba tan oscuro que mi pena debió agrandarse pensando en el invierno inglés que me espera.  

En el aeropuerto, eché mil horas para llegar a la zona de equipajes, ¡aquello es enorme! Pero por suerte no me perdí porque siempre seguía a los niños de las becas de inglés del Concello, que venían conmigo en el avión. Ni siquiera tuve que buscar en la pantalla cuál era la cinta que me tocaba, porque cuando llegué ya estaban ellos esperando alrededor. Y al pasar por la UK Border... mi madre! ¡Qué semejante concentración de chinos! Y los que nos mandaban a los mostradores... el señor que nos tocó a nosotros decía "tú téni, tú téni" para mandarnos al diez... porque resulta que los trabajadores de la frontera inglesa son todos pakistaníes, árabes, indios...  Después de coger la maleta, allá empiezo a buscar la salida. Otra eternidad para llegar a la puerta, pero cuando se abrió, de repente me sentí como en Love Actually, cuando al final llega a Heathrow el vuelo procedente de los Estados Unidos. O como una estrella de cine abordada por fans y paparazzis, porque la cantidad de cartulinas con nombres que había allí, bien podían estar esperando para recibir autógrafos... 


En el metro, media hora para comprar el billete, que conseguí gracias a una portuguesa que me ofreció ayuda. Y recién llegada a Inglaterra, es el portugués el que me salva la vida, señores... Porque después, la amiga de la tipa que me ayudó con el billete, me ayudó también a saber el lado en el que tenía que coger el metro. Bien, pues por fin llegué a Hammersmith, una estación maravillosa en la que tienes que subir escaleras pero claro, en plena hora punta y cargada con dos maletas que en total hacían 34 kilos, no es tarea fácil. Cuando llegué al descansillo, decidí pararme para descansar y esperar a que todo el mundo me dejase vía libre para poder subir tranquilamente todo el peso y un chico y un señor se ofrecieron a ayudarme, pero les dije que no hacía falta. Y entonces apareció una señora, que sin preguntar, cogió mi maleta de mano y acabó de subir las escaleras con ella. Y al llegar arriba me dice: Thank you. Y yo, con gran asombro, le dije lo mismo y continué mi camino. Lo siguiente era coger un bus en la parada R, a la que llegué después de haber estado en una calle paralela a esa misma altura, sin posibilidad de poder atravesar un callejón que las uniese; no, tuve que volver a desandar lo andado, porque entre las dos calles había un bloque de adosados gigantesco, sin espacios para poder conectarlas. Y ahí me encontré a otra chica, que fue la que me dijo que la parada estaba detrás de los edificios, y que sintió pena por mí por andar tan cargada. Cuando por fin entro en el bus, el conductor me grita que le enseñe el billete, después de yo llevase media hora intentando averiguar qué tenía que hacer con él y el tipo no se dignase a indicármelo. Conmigo, se subió una señora en silla de ruedas, así que no me quedó espacio en el área de gente de pie para ir con mis maletas, por lo que me tocó sentarme con la de mano por delante y dejar la grande en el pasillo, molestando a todo el mundo. Pero por fin llegué a la parada que era, en la que estaba Raquel esperando, que me ayudó a transportar mis cosas. 


Esta mañana, bus-metro-tren-taxi, pero por fin llegué, sana y salva, y ahora tengo una cama (grande, por cierto) en la que tirarme a descansar y recuperarme de mis agujetas en los brazos.

En breves volveréis a tener noticias mías!!

jueves, 15 de septiembre de 2011

Top 5 canciones de Londres

A cinco días de mi partida a Inglaterra en un vuelo Vigo-Londres, no veo mejor ocasión para recopilar cinco canciones que tengan a esta ciudad en su título. En realidad, no es una clasificación de peor a mejor, o de menos preferida a más preferida, sino que simplemente son las cinco primeras canciones que se me vienen a la cabeza cuando pienso en Londres. Empecemos...

5. London hates you - The Kills


Esta, obviamente, tenía que ser la última de la lista, porque a días de estar allí por primera vez (una tristeza no haber ido antes, lo sé) es preferible no pensar que me pueda sentir reflejada en ella. De todas formas, para los que no conozcáis esta canción del grupo del marido de Kate Moss, sabed que es muy deprimente, porque básicamente se reduce a una enumeración de ciudades y todas te odian.

4. London - The Smiths


Un reciente descubrimiento, esta canción. Y de toda la letra, merece destacarse este fragmento, que repesenta lo que todos pensamos cuando nos enteramos de que alguien que conocemos se va a Londres: "Your tired family grieving and you think they're sad because you're leaving, but did you see jealousy in the eyes of the ones who had to stay behind?" ("Tu familia está llorando y crees que están tristes porque te vas pero, ¿viste la envidia en los ojos de los que han tenido que quedarse atrás?"). 

3. Last train to London - The Electric Light Orchestra


Una gran canción de un gran grupo, con un sonido muy setentero. Seguro que la habréis escuchado miles de veces, especialmente si sois asiduos a M80. 

2. I love London - Crystal Fighters


No podía faltar. Una de las canciones de este último año; la banda sonora de nuestros viernes en Mondo. Y aún sin haber estado allí... I love London!! :)

1. London Calling - The Clash


La última y la primera. La banda sonora indiscutible de todo documental o reportaje que tenga a la capital inglesa como objetivo. Y, en la mayor parte de las ocasiones, la primera canción que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en Londres. 

Y hasta aquí la lista de las cinco canciones con Londres en el título, una por cada día que me falta para pisar su suelo por primera vez.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Sheffield


Pues sí, Sheffield es la afortunada ciudad inglesa que tendrá el privilegio de acogerme este curso, que pasaré "jugando" a las profes de español. 

¿Y qué sabe el pueblo llano de Sheffield, la ciudad del acero? 
Probablemente poco, porque no es de las más conocidas del Reino Unido ya que ni es la capital del país, ni fue aquí donde nacieron los Beatles, ni aloja a los Manchester City y United. Sin embargo, estoy segura de que todo el mundo ha visto una película que se rodó aquí. Así que cuando ahora os diga el título pensaréis: "Ahhhh... ¿era ahí? ¿qué guay, no?". Básicamente fue la respuesta de todos a los que ya se lo dije :)

Allá vamos, pues. La película que todo el mundo conoce y que fue rodada en Sheffield es... tachán tachán tachán... FULL MONTY. Sí, queridos, tal como lo véis. Aquella ciudad en la que tantos hombres estaban en paro en la década de los 80 debido a la decadencia de la industria del acero no era otra sino esta. Y por si no lo recordáis, lo primero que se veía al empezar era un vídeo promocional de Sheffield, realizado en los 70, cuando aún el acero era su motor económico y que decía, básicamente, esto:

"Bienvenidos a Sheffield, el vibrante corazón del norte industrializado de Inglaterra. La joya de la corona de Yorkshire tiene medio millón de habitantes, a los que se suman miles de personas que vienen diariamente a trabajar y a comprar. Todo se sustenta en la principal producción de la ciudad, el acero. Plantas de laminado, fundiciones y talleres dan trabajo a unos 90.000 hombres para producir el mejor acero del mundo con la tecnología más avanzada. Desde vigas altamente resistentes a las cuberterías de acero inoxidable que ponen diariamente en sus mesas. Pero los habitantes de la ciudad del acero no se limitan a trabajar. Pueden pasar el día descansando junto a la piscina, viendo a uno de nuestros mejores equipos de fútbol o yendo de compras. Pero es tras la puesta del sol cuando empieza la verdadera diversión en los numerosos clubes nocturnos y discotecas de la ciudad. La gente de Yorkshire sabe pasarlo bien. También es un buen momento para la vivienda: Sheffield es una de las primeras ciudades en planificación urbanística: las destartaladas casuchas victorianas han sido derruidas para dar paso a la vivienda del futuro. Gracias al acero, Sheffield es una ciudad en plena expansión. "

Si en los años 70 ya vivían allí medio millón de personas, se podía ir a pasar el día a la piscina o de compras, la vida nocturna era activa y variada y la ciudad estaba en plena expansión... ¡en el 2011 no espero menos! Pero de lo que me vaya encontrando ya os iré informando en cuanto me instale allí, para lo que quedan exactamente 15 días :)

jueves, 1 de septiembre de 2011

Life's a gas


Life's a gas, life's a gas, life's a gas, a gas, oh yeah
So don't be sad, cause I'll be there. Don't be sad at all
The Ramones
Dicen los Ramones es su canción: "la vida es un GAS", que en el lenguaje juvenil de los 60 y los 70 quería decir "genial", "divertido". Vale que a veces también es un asco, injusta y nos hace sufrir, pero eso no viene al caso. Lo importante aquí es que acabo de crear este blog para poder contaros a todos los momentos que me hacen pensar que la vida es un "gas" o, dicho sea de otro modo, para manteneros al tanto de mi día a día, que este año viene marcado por mi marcha a Inglaterra. 

En definitiva, si leéis esto, podréis saber de buena tinta cómo me tratan los ingleses, lo que opino de su forma de vida y anécdotas/hechos varios que me vayan ocurriendo. 

Si la vida es un gas... Let's breath it!