viernes, 18 de noviembre de 2011

University of Sheffield

Perdón por la tardanza. Debería haber actualizado hace mucho, pero tengo dos buenas excusas: trabajo y resfriado. 

Esta semana fue especialmente intensa en cuanto a preparar clases se refiere. Tuve que hacer cartitas de deportistas españoles y sus correspondientes deportes para el Spanish Club, preparar ejercicios sobre alcohol y drogas, sobre la familia, las nuevas tecnologías, una presentación sobre las diferencias entre los colegios españoles e ingleses... Recorté tantos recuadritos, que me hice una herida en el dedo, la marca de las tijeras. 

En cuanto al resfriado, no fue nada grave. Ni siquiera estoy segura de haber llegado a tener fiebre, aunque por momentos me daba la impresión de que mi cara ardía. Creo que el trance de tragar el ibuprofeno mereció la pena, after all.
Hoy volví a quedar con Will, un inglés de Newcastle que el año pasado fue auxiliar de conversación en Ponteareas y que seguramente el año que viene lo vuelva a ser en algún otro lugar de España. Me enseñó toda la University of Sheffield, que es para flipar en colores. Está en la parte alta de la ciudad, en la cima de una colina, y es enorme.

De entre los miles de edificios viejos y nuevos, bonitos y feos que tiene, hay que destacar tres cosas:


En medio del campus hay una iglesia muy antigua, que actualmente se utiliza como aula para clases numerosas. Sí, sí, habéis leído bien: AULA y para clases que no son de catequesis. En realidad esto no es más que la muestra de la concepción que aquí tienen de la iglesias, que no tiene nada que ver con España. Aquí las iglesias tienen cafetería, organizan mercados vintage y dan clases de bailes exóticos. Igualito que lo que se ve por ahí abajo.


El edificio de arquitectura, que debe de ser sino el más alto, el segundo de toda la ciudad, tiene un ascensor que no para nunca; esto es, es un cajón que sube y baja sin parar y al que tú tienes que saltar para entrar y para salir. Lo probamos por la gracia de que yo nunca había visto nada igual, pero la verdad es que me da bastante mal rollo. Es claustrofóbico, porque es super pequeño, pero además tienes muy poco tiempo para saltar. En el suelo, tienes unas lucecitas que, para avisarte de que es el momento de saltar, se ponen verdes, pero ni así. Por lo visto, al principio del curso el asunto va lento para que los nuevos se acostumbren y a medida que va avanzando el año, la velocidad aumenta. Si venís a visitarme tal vez os pueda llevar a verlo, pero me pensaré dos veces lo de montarme.



La Union. Esto ya no sé cómo describirlo. Creo que hay que verlo para creerlo. Aquí la universidad es como las iglesias, se concibe de forma diferente: vienes a ella a estudiar, pero también a desarrollar tus intereses, gustos y aficiones. Puede parecer que en España también es así, pero hasta donde yo sé, no tiene nada que ver. La Union es la asociación de estudiantes, y es algo tan sumamente importante, que tiene edificio propio. Y no es un edificio cualquiera, es un macroedificio donde hay cabida para un cine, dos o tres caferterías de verdad (no cantinas de tercera como en la Uvigo), sala de ordenadores, tienda de merchandising, supermercado, restaurantes... La taquilla para las entradas de cine, viajes, espectáculos varios no es una mesa en medio de un pasillo, es una taquilla de cine de verdad, bastante mejor que la de los cines Norte. Se supone que la Union es un lugar de reunión para los estudiantes, adonde vas no solo a encontrarte con tus amigos, sino también a disfrutar de tus aficiones. Porque esa es otra: tienen instalaciones, ofrecen eventos y además tienen las societies, que son como clubs de estudiantes, de cualquier cosa. Por lo visto, puedes crear una society de lo que te de la mismísima gana si consigues reunir a 15 personas y pagar una pequeña cuota al principio de curso. Después solo tienes que organizar actividades relacionadas con el tema que hayas escogido. En mi opinión, con este sistema es imposible que los estudiantes no formen parte del mundo universitario, porque siempre vas a tener algo que te interese... El cine, por ejemplo, es unas cinco libras más barato y tienes la opción de sugerir películas que quieres que se proyecten. 

En resumen, flipante. Aún no consigo entender cómo no se me metieron moscas en la boca con tantas veces como la abrí de asombro. 

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