jueves, 6 de octubre de 2011

Primeros días en el cole


Los dos primeros días en el cole los voy a resumir en una entrada común, que irá con fecha del miércoles, para poder dedicar la del jueves a mi primera visita a un pub aquí en Sheffield. 

Pues bien, para empezar a describir mis dos primeros días, tengo que empezar diciendo que me levanto a las 6 de la mañana, para poder coger el bus de las 7:40 y llegar al cole a las 8:30. No lo tengo superado. Demasiado pronto para mí. Especialmente porque la primera noche tuvimos fiesta china en el piso y aunque estuviesen en el otro extremo, los sentía como si fuese a mi lado. Además, mi váter perdió agua toda la noche y podía sentir el ruido mientras intentaba dormir. Por su puesto, los nervios y los gritos que empezaron a dar en la calle de madrugada no ayudaron a que pudiese descansar. 



Ya en el cole, los profes nos estaban esperando, y nos habían creado un horario especial para que pudiésemos observar el mayor número de clases posibles. A mí me tocaron desde los más pequeños a los del último curso y me sirvió para ver las diferencias a la hora de enseñarles las cosas, el sistema que utiliza cada profesor, la motivación que tienen los niños... Fueron horas interesantes. También tuve algún momento para ir a mi clase a ver cómo estaba todo y revisar algunos de los trabajos que dejó allí la auxiliar anterior (son millones, todos explicados, clasificados por años... ¡Gracias, María!). 

Las horas de la comida, las pasamos con el resto de miembros del departamento de lenguas modernas en la sala de profesores. Aquí no se come. No saben lo que es tomarte un plato de carne con patatas a las 2-3 de la tarde. Ellos solo entienden de sandwiches, tostaditas con queso y cosas así. 

Ir clase por clase sería un poco aburrido, porque aún no distingo bien qué niño es de qué año y por lo tanto aún no tengo muy claro en qué clases estuve. De momento tengo una visión global de todo, pero lo que puedo decir es que aquí las clases de español o de francés se dan principalmente en inglés, que los niños aprenden a base de repetir las cosas millones de veces y que lo traducen todo todo a su lengua. 

Más cosas... ¡Ay, sí, es verdad! Estuve con unos de Y12 (1º Bach.) que estaban haciendo ejercicios sobre el presente de indicativo de verbos que cambian el radical (dormir > duermo, pensar > pienso y cosas así) y los pobres lo pasaban fatal porque no sabían qué verbos cambiaban y cuáles no. Y se pasaban el día diciendo "so confusing, so confusing...". 


En el curso de los más pequeños, el Y7, hay una niña que está obsesionada con Justin Bieber. Ya a la francesa le preguntó si le gustaba el primer día y a mí, el jueves, en un momento en el que sus compañeros me estaban pidiendo que les dijese cómo se dicen un millón de frases en español, a ella se le iluminó la cara y me dijo, toda emocionada: Do you like Justin Bieber? Y yo, inocente de mí, creí que me pedía que se lo tradujese al español, pero gracias a la profesora, que en ese momento pasaba por allí, me enteré de que me preguntaba mi opinión sobre el niño superestrella. Y claro... ¿qué se hace en un caso así? ¿Le mientes a la pobre muchacha o le dices que no tienes el más mínimo interés en su ídolo? Ni una no otra. Le dices que no le puedes contestar, porque la profesora acaba de empezar a explicar un nuevo ejercicio. 

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